Una vez no esperaba nada, todo tranquilo, no deseaba nada. Y llegó una voz, con palabras ardientes a llenar mi mente de fantasías y mi corazón de anhelos. Y se fué... tan fugaz como llegó... como un velo de luz, que solo paso por mi alma. Lo iluminó TODO, le dio color, y se fué. Y de recuerdo solo dejó el color, como en una estampa.
Tal vez ese arquitecto de palabras talentoso, egocéntrico, hoy sea un humilde contructor de realidades. Tal vez lo que fue ayer ya no le es. Tal vez hoy es solo una estampa en el olvido.